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Geopolítica en Chad

El lunes y martes de la pasada semana se celebró en N'Djamena, la capital de Chad, la cumbre del G5 Sahel entre los presidentes de Chad, Niger, Mali, Mauritania y Francia. El presidente francés Emmanuel Macron canceló su viaje a última hora por los problemas derivados de la pandemia y asistió a las reuniones por videoconferencia.


El objeto de la reunión era legitimar la operación Barkhane, cada vez más controvertida en Francia a un año de las elecciones presidenciales y cada vez menos efectiva contra el yihadismo que ha aumentado considerablemente en el último año en el Sahel. Al gobierno francés le pesan las cifras de la operación; 50 soldados franceses caídos y mil millones de euros anuales.


El general Marc Conruyt, al mando de la operación, declaraba su preocupación ante el posible recorte de soldados franceses, "Menos tropas significa menos acción sobre el terreno. En los últimos meses hemos mostrado mucho compromiso, muchos resultados, pero lo que importa es el efecto sobre el oponente". Macron desmintió el rumor durante la cumbre.


La operación Barkhane, ha aumentado la militarización en la zona. Tropas francesas, grupos yihadistas, fuerzas nacionales, milicias comunitarias… Miles de víctimas civiles atrapadas entre los bandos, sufren los ataques terroristas y los daños colaterales de los combates. La gente huye por el miedo y hambre que causa el conflicto y los refugiados aumentan a un ritmo preocupante.


Un helicóptero del ejército chadiano sobrevuela los barrios de N´Djamena


Macron ha exigido y conseguido el apoyo de los jefes de estado africanos a la presencia militar francesa, 5500 soldados y miembros de las fuerzas especiales. A pesar de que la presencia de tropas extranjeras están en el continente con el objetivo de preparar a las tropas nacionales para su autonomía, estas cada vez dependen más de los mandos extranjeros.


Francia se queja de la falta de apoyo en la operación de sus socios europeos y trata de hacer entender al resto de occidente la importancia de la batalla que se está librando en el Sahel, ya que Europa acabará pagando las consecuencias del aumento del yihadismo.

A pesar de los éxitos obtenidos en la operación, el yihadismo se está fortaleciendo y obtiene nuevos soldados que ya no acuden a la llamada de lucha religiosa, si no que recriminan la presencia de tropas extranjeras en su territorio. El discurso extremista ha virado su objetivo propagandístico poniendo el blanco en el ejército de ocupación al que se encuentra el pueblo sometido. El apoyo de los extranjeros a regímenes autoritarios y operaciones militares como la de Bounti, negada por Francia, en la que supuestamente un bombardeo francés acabó con la vida de 19 civiles que acudían a una boda, ayudan a engrosar los ejércitos yihadistas.


La cumbre se ha celebrado en una N´Djamena donde se han producido numerosas detenciones en las manifestaciones no autorizadas contra el presidente Idriss Déby tras anunciarse que se presentará de nuevo a las elecciones del próximo abril. Déby ocupa la presidencia desde 1990 y recientemente se ha autoproclamado Mariscal. La presencia de los soldados franceses en el cuartel general de la operación Barkhane en la capital de Chad, ha salvado en alguna ocasión al régimen de Déby, su principal aliado en la lucha contra el terrorismo, al que ofrece a cambio su apoyo militar. El presidente cahdiano ha anunciado el envío de 1.200 soldados a la zona fronteriza de Mali – Burkina Faso – Níger.





Artículo escrito por Antonio López Díaz.

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