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La muerte de Déby abre un camino de incertidumbre en Chad.

Nadie imaginaba que Idriss Déby perdería el poder tras las elecciones del pasado 11 de abril, menos aún que lo haría de esta manera.


El presidente chadiano llevaba treinta años gobernando el país con mano de hierro. Su papel en la lucha contra el yihadismo en el Sahel era clave, un gran aliado de Francia en la zona, su ejército el más potente. No existía una amenaza clara hacia su poder. Leer “Geopolítica en Chad”


El pasado lunes Chad amanecía con un extraño ambiente prebélico. El fin de semana había sido tenso por las noticias que llegaban de los enfrentamientos entre las tropas del ejército y los grupos rebeldes, que entrando desde Libia, operan en el norte del Chad. Las noticias hablaban de la victoria del ejército y el retroceso de los rebeldes en su marcha hacia la capital Yamena. La primera alerta llegó del exterior, las embajadas de EEUU y Reino Unido en Yamena, daban la orden de evacuación de los empleados no esenciales. A las diez de la mañana los tanques gubernamentales tomaban posiciones en las entradas a la capital. A los movimientos de tropas en la capital que habían sucedido el fin de semana se sumaron los tanques pesados que movilizaban en casos extremos, y esta vez protegían el palacio presidencial. Al colocarse varios blindados en el barrio de Wallia, junto a la carretera hacia Camerún, la población entro en pánico y los estudiantes del Liceo abandonaron corriendo el colegio. Corría el rumor de que los rebeldes estaban a las puertas de la ciudad, como treinta años antes cuando el actual presidente Idriss Déby entró con sus tropas rebeldes a la capital para tomar el poder.


La tensa situación se fue calmando a lo largo del día. El gobierno anunció los resultados de las elecciones presidenciales realizadas días antes. Déby había arrasado una vez más, sin apenas contrincantes en las listas opositoras. La fiesta de un nuevo mandato llenaba de pólvora las calles, con los partidarios de Déby disparando al aire hasta las tres de la madrugada.



La noticia ha saltado esta mañana. El presidente había muerto por las heridas sufridas en combate contra las tropas rebeldes del FACT Frente para la Alternancia y la Concordia de Chad. Según nuestras fuentes en el país los combates se produjeron esta vez en la zona del Lago Chad, cera de la capital, y en los enfrentamientos también cayeron algunos generales claves en el gobierno.


La noticia de la muerte del presidente, ha puesto el foco en Chad en todos los noticiarios.


A Déby le gustaba acompañar a las tropas en combate, bien por su etapa de guerrillero, bien por su desconfianza y temor a una rebelión interna. Ya estuvo a punto de morir en 2008 en una batalla en la que resultó herido y donde cayó su jefe de estado mayor.

El FACT tiene su base en el sudeste de Libia, desde allí entro a Chad para comenzar, el día de las elecciones presidenciales, la marcha hacia la capital.


Su hijo Mahamat Idriss Déby, de 37 años, ha “heredado” el poder. El parlamento ha sido disuelto, la constitución ha quedado suspendida y se ha declarado el toque de queda en todo el país. Una junta militar formada por quince militares gobernará los próximos 18 meses hasta que se celebren elecciones.


Yamena está ahora en calma. Ahora se tiene la certeza de que la ciudad no corrió peligro, las tropas desplegadas esperaban la llegada del presidente herido. En los medios locales encadenan canciones de luto por la muerte del presidente. La población tiene miedo, llegan noticias de que los rebeldes se replegaron tras herir al presidente y que han tomado un nuevo itinerario hacia la capital.


Nos mantendremos expectantes ante los acontecimientos deseando que nuestros amigos chadianos permanezcan a salvo y que algún día, en un futuro próximo, no sea necesaria nuestra colaboración con los chadianos.


Por Antonio López Díaz.

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