Parece mentira que ya haya pasado más de un año. Nuestras cuatro valientes aterrizaron el 4 de enero de 2020, junto a otros 3 compañeros, cansadas y con la incertidumbre en sus maletas, pero con el corazón lleno de ilusión por comenzar sus entrenamientos en España. 3 días más tarde pisaron la pista de suelo, Anne Marie y Cecilia por primera vez, Grace y Achta ya conocían esa sensación. Es una mezcla entre blandito y no poder parar de saltar todo el tiempo.
La aventura acababa de iniciarse para estas 4 niñas chadianas. De lunes a viernes dedicarían sus tardes a formarse en gimnasia artística, mientras que sus estudios los llevarían a cabo por las mañanas en el centro educativo Escuelas Pías de San Fernando en Pozuelo con el que llegamos a un acuerdo gracias a la Concejalía de Educación del Excmo. Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón. Ambas cosas son importantes, son dos caminos que confluyen en el mismo lugar: ellas mismas. Es necesario que desarrollen tanto su intelecto como su físico, será la mejor manera de que crezcan y se reconozcan como mujeres libres y capaces de lograr aquello que se propongan en la vida.
Los sábados se han ido introduciendo poco a poco como un día más de entrenamiento, pero primero era primordial su adaptación a este nuevo lugar, a estas nuevas sensaciones y personas que ahora albergan su vida.
Después del primer mes donde la integración con el grupo de entrenamiento era fundamental, el 8 de febrero se subieron a un escenario junto a sus 5 compañeras españolas para participar en el evento internacional solidario de cultura africana y capoeira, organizado por el contramestre Kula y su equipo. La actuación fue todo un éxito. Lo bordaron. No podía caber más satisfacción en sus caras.
Un mes después y con su primera competición en puertas… nos confinaron. Y todo el plan cambió. Su entrenadora, Ángela, tenía que dirigir y coordinar los entrenamientos on-line con gimnastas que llevaban tan solo dos meses en España haciendo este deporte y que no dominaban el idioma y carecían de competencias digitales. Los retos, la creatividad, el coaching, la preparación física, las coreografías y los juegos hicieron que estos 3 meses en casa fueran una experiencia inolvidable y enriquecedora para todas. Es cierto que las sensaciones negativas que producía estar encerradas en casa tantos días, muchas veces se apoderaba de los cuerpos, pero conseguimos mantener la ilusión y la motivación gracias a las diferentes propuestas y entrenamientos a través de la pantalla.
En mayo seguíamos sin saber si volveríamos a la sala de gimnasia, y mientras tanto, ellas querían seguir entrenando y proponiendo nuevos retos a sus compañeras. Y por fin en junio, pudimos volver a vernos las caras presencialmente, eso sí, en los jardines de las familias, que desde el primer día hicieron por poner las cosas fáciles para que sus hijas continuaran entrenando. Sus caras muestran felicidad, motivación a raudales. Por aquel entonces ya estábamos un poco más cerca de poder subirnos a una barra o saltar en la cama elástica. Y eso era el motor que impulsaba a seguir. En este mes había que abordar el trabajo de línea corporal para que el regreso al gimnasio fuese lo más disfrutable posible. Seguíamos con entrenamientos on-line 3 días en semana y 2 presenciales durante un mes. Después ya pudimos empezar en sala y hacer presencial 5 días a la semana. No faltaron las ganas de seguir aprendiendo y compartiendo una vez regresamos a los entrenamientos presenciales.
En agosto todo el equipo tuvimos nuestras merecidas vacaciones, de alguna forma u otra, estos meses de confinamiento e incertidumbre nos habían roto todos los esquemas y en todo momento tratamos de mantenernos con ilusión. Cuidar de nuestro equipo era prioritario, sentirnos acompañados en los momentos complicados hace que no te sientas sola, y quieras continuar hacia adelante. En el CGA Pozuelo ese era nuestro principal objetivo, la salud y el bienestar de todas: gimnastas, familias, técnicos… sin excepción.
En septiembre sabíamos que regresábamos a la sala, pero nadie nos aseguraba cuanto tiempo, ni horas ni nada. Así que el planteamiento de la temporada consistía en poner el foco en el día a día, en el presente. Y comprometernos a llevar a cabo todos los protocolos que, cada semana, cambiaban. La fuerza de estas gimnastas seguía siendo increíble. Querían gimnasia, gimnasia y gimnasia. Así que nos pusimos manos a la obra para continuar con su formación y crecimiento.
Luego se han sucedido unos meses de evolución constante, de disfrute absoluto de cada entrenamiento, aprendiendo a cada paso, sintiendo los límites y encontrando nuevos caminos para seguir creciendo. Todas las personas que formamos parte de este proyecto nos sentimos orgullosas y plenas al llevar a cabo este trabajo con un equipo de jóvenes guerreras que creen en este propósito y en todas las oportunidades que tienen por delante.
En diciembre, poníamos fin a un año intenso, diferente para todas. Y aunque viajar a Chad no fue posible, Chad vino una vez más hasta España. ¿Cómo? Todo gracias a nuestra maravillosa Gala de Navidad (https://youtu.be/AkwUEYeDVUo). Como cada año en el club celebramos unos días con las familias y seguidores realizando un evento por todo lo alto. Acrobacias, música y coreografías crearon magia esos días finales de diciembre. Este año, lo preparamos con muchas ganas para retrasmitirlo on-line y con la inestimable ayuda de Estudio Taro, con la aparición de las madres de Achta, Grace, Cecilia, A.Marie y Bonté (la quinta gimnasta que pronto podrá venir a entrenar a España) que estuvieron presentes poniéndole voz a esta cita del gran coach deportivo I. Ibarrondo:
“Es imposible, sentenció el orgullo.
No eres capaz, declaró el miedo.
Es arriesgado, aseguró la experiencia.
Estoy cansado, informó el cuerpo.
No tiene sentido, decretó la razón
Podemos hacerlo, susurró el corazón”
Ya inmersos en 2021 venciendo todos los obstáculos, seguimos, y seguiremos, hasta el final.
CGA POZUELO
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